miércoles, 15 de octubre de 2008

Estaba yo fregando la loza y me quedé pensando... ¿algún hombre sacará los restos de comida del filtro del desague? y encadenando pensamientos llegué a la conclusión de que yo almenos no he visto a ninguno todavía, haciendo ese tan asqueroso ritual de sobremesa, bueno si miento, creo que mi ex lo hacía, era una gran maruja en todos los sentidos, pasaba el polvo, la aspiradora, planchaba, ponía coladas y cocinaba con una presición arguiñana que me ponía de los nervios, si puede ser que decir esto suene contradictorio, pero robaba un poco mi papel de mujer, él hacia de todos los papeles posibles, de padre, de madre, de abuela, de vecina, de chacha... mi rol no estaba muy bien definido ¿Sería su mascota?.
Recuerdo que una vez, después de mucho insistir me dejó hacer "una paella", pero fue peor el remedio que la enfermedad, bajo su vestimenta de pinche se escondía su mente hipercontroladora, el resultado fue que por supuesto acabó haciendola él, lo peor de todo es que meses después a falta de recursos en una de nuestras tantas batallas campales, me hechó en cara mi tan desafortunado arroz, si es que hay que ser cutre echar en cara una comida... ¿yo que debía responder? ¡ pues tus ajetes con gambas tenían tanta sal que lo único que me quedaba en la tarde era beber a morro de la garrafa de agua de cinco litros!, ridículo. Y llegada a esta contradicción del hombre que ayuda a las labores, lo prefiero tranquilo en el sofá viendo el futbol, que yo con mucho gusto quito los restos de comida del filtro del sumidero.

Y no es que sea ni machista ni feminista, pero es que el termino medio no se encuentra facilmente, así que a falta de pan buenas son tortas.