Hoy fue un día nefasto, no di pie con bola o mejor dicho no di pie con pedal, el monitor me metió otra vez por la autopista, pero esta vez aún lo puso más difícil me mandó situarme entre un camión y un coche por el carril que circulaba a la derecha, resultado: casi nos matamos.
Me vine para casa medio depre, así que a mi papi se le ocurrió llevarme a unos campitos que hay en lo alto de la montaña con el coche de mi abuela a practicar, resultado: casi nos matamos.
Por la carretera de vuelta había un montón de chumberas, mi padre paro el coche para coger algún higo chumbo, A. me había dicho una vez mientras paseábamos por el puerto que esos extraños frutos se comían, recuerdo que cogió una piedra y lo abrió porque decía que picaban. Bueno pues nada yo no le vi pinchos así que los cogí con las dos manos, mi padre desde el coche me gritaba noooooooooo no lo hagas, pero como soy una testaruda cogí los dos higos y me fui para el coche, cuando agarré la manilla vi las estrellas, ya dentro todos los microscópicos pinchos relucían en las palmas de mis manos con la luz del sol, ¡qué dolor! tengo púas hasta en el DNI, me armé de paciencia y después de una hora con las pinzas ya apenas me quedan, pero estas cosas me pasan por prepotente y por no hacerle caso a mi padre. Pues si, una cura de humildad nunca viene más aunque sea a base de higo chumbo.
Me vine para casa medio depre, así que a mi papi se le ocurrió llevarme a unos campitos que hay en lo alto de la montaña con el coche de mi abuela a practicar, resultado: casi nos matamos.
Por la carretera de vuelta había un montón de chumberas, mi padre paro el coche para coger algún higo chumbo, A. me había dicho una vez mientras paseábamos por el puerto que esos extraños frutos se comían, recuerdo que cogió una piedra y lo abrió porque decía que picaban. Bueno pues nada yo no le vi pinchos así que los cogí con las dos manos, mi padre desde el coche me gritaba noooooooooo no lo hagas, pero como soy una testaruda cogí los dos higos y me fui para el coche, cuando agarré la manilla vi las estrellas, ya dentro todos los microscópicos pinchos relucían en las palmas de mis manos con la luz del sol, ¡qué dolor! tengo púas hasta en el DNI, me armé de paciencia y después de una hora con las pinzas ya apenas me quedan, pero estas cosas me pasan por prepotente y por no hacerle caso a mi padre. Pues si, una cura de humildad nunca viene más aunque sea a base de higo chumbo.